domingo, 14 de noviembre de 2010

EMPEZAR DE NUEVO

Hace más de un año que no visitaba mi blog. Por algún motivo que desconozco no he querido seguir con la historia, quizá sea el hecho de que ya no me gusta esa temática. Ahora he madurado, escribo sobre la realidad; he cambiado de estilo. Espero poder seguir escribiendo de manera, aunque sea, mensual. Me gusta que la gente lea lo que expreso mediante las palabras.
Así pues, disfruten:

"¿Nunca te has parado a pensar en lo afortunados que somos? Tenemos un hogar, comida para cada día, amigos y familia que nos quieren; se podría decir que vivimos de lujo. Pero ahora ponte a pensar en esas personas de la calle, que no tienen hogar, ni un techo en el que refugiarse, nadie que les quiera, apenas sobreviven con un trozo de pan que encuentran en el contenedor, o se ganan la vida tocando en la calle o pidiendo dinero con carteles que la gente ni los advierte. Pero, ¿sabéis que? Esas personas, son humanos, son gente que en su vida han sido alguien, incluso alguien importante, pero que la vida les dio un vuelco y ahora tienen que vivir en esas condiciones. La gente de la calle tiene vida, sentimientos, sabe hablar, sabe pensar, sabe actuar, son héroes, verdaderos héroes. Ellos son los que se enfrentan al mundo real, los que sufren día a día, los que viven el día como si fuera el último de su vida, porque lo más seguro es que lo sea, son felices con una simple moneda de 5 céntimos, o un simple trozo de hamburguesa de la basura.

Hoy he visto a un verdadero héroe; se estaba ganando la vida tocando una guitarra y cantando. Me he aproximado a él y me he quedado observándolo, en silencio. En sus ojos había tristeza, añoranza, pero, aunque parezca imposible, había amor, cariño, felicidad e incluso esperanza. Al acabar su canción, le he dado 1 mísero euro, pero le he dado lo que mas necesitaría, un abrazo, cariño, aprecio. No me importaba su olor, su pelo sucio, ni sus pantalones rotos; solo quería hacer feliz a un héroe, solo por una vez en su vida. Y, ¿sabéis que? Nunca me he sentido tan feliz.

Esto me ha hecho recapacitar, preguntarme si de verdad somos felices con tantas riquezas a nuestro alrededor, o si un simple abrazo a una persona de la calle te hace sentir la persona más importante del mundo.

Por todos los verdaderos héroes, gracias."


lunes, 25 de mayo de 2009

CAMBIO DE NOVELA

Para todo aquel que siga mi novela:
Ya no me parece tan divertido este relato asi que he empezado ha escribir otro...
Asi que pronto subiré el primer capítulo.
Espero que os guste mas este tipo de novela.
Besos

lunes, 30 de marzo de 2009

la tarde mágica

Bueno, llevo bastante tiempo sin publicar nada, pero esque entre los exámenes, ahora que han sido fallas y todo, no me ha ado tiempo.
Bueno, espero que disfruten con el capítulo.



La tarde mágica


Nos dirigimos hacia su casa en nuestras bicis. Me daba vergüenza ir con bici delante suyo ya que no era una buena ciclista. Me daba miedo caerme y hacer el ridículo delante suyo. Menos mal que en todo el trayecto me mantuve firme y atenta. Cuando llegamos a su casa, estaba muy cansada y hambrienta. Su casa se encontraba unas dos manzanas de mi casa. Desde fuera, la casa parecía grande y espaciosa. Era de un color rojizo, muy llamativo, y muy bonita. Pensé que había sido mejor ir a su casa en vez de a la mía ya que me daba vergüenza delante de aquella preciosa casa.
Dejamos las bicis en el porche delantero y nos encaminamos hacia la entrada. Nos abrió la puerta su madre. La mujer era de altura similar a la nuestra, delgada, con una preciosa cara blanca. Sus ojos azules, como los de Mike, llenaban toda su cara. Su precioso pelo rubio y ondulado estaba recogido en una coleta. Llevaba puesto unos vaqueros piratas y una camiseta de manga corta rosa.
- ¡Hola chicos!- su voz sonó entusiasmada- ¿Qué tal ha ido el instituto?
- Muy bien. Mamá te presento a Jessica. Ha venido a casa para estudiar.
- ¡Oh, Jessica! Un placer. Me alegro un montón de que Mike tenga amigos en el instituto.
- El placer es mío señora …
- Si quieres puedes llamarme Rose.
- Bueno Jess, vamos a mi cuarto- Mike parecía querer irse de allí cuanto antes.
- No señorito, ahora vamos a comer. Iros a lavar las manos.
- Vale- respondimos al unísono.
Por un momento, me fije en la casa. Era muy espaciosa. Constaba de dos pisos. En el de abajo estaba el comedor, la cocina y un cuarto de baño. Las escaleras para subir arriba se encontraban nada mas entrar en la casa. En el piso superior estaba un largo pasillo en el cual estaban las habitaciones. Mike me explico que una era la suya, otra la de su hermana mayor, Anne, otra la de su hermano pequeño Josh, otra la de sus padres y otra era el cuarto de baño. Fuimos a dejar las mochilas a su habitación. Era muy grande. En el medio se hallaba una cama gigantesca de matrimonio, a los lados estaba todo lleno de estanterías con miles de libros. Tenía una ventana que daba a un paisaje precioso. Tenía un escritorio grandísimo con un reproductor de música, un ordenador y libros por encima suyo. En las paredes que no tenían estanterías, tenia posters de gente famosa, desde los personajes mas célebres hasta bandas de música rock que extrañaba.
Dejamos las mochilas encima de su inmensa cama y nos dirigimos escaleras abajo. Cuando llegamos al comedor nos esperaban sus padres y hermanos. Estaban ya todos dentados en la mesa. Mike con voz alegre dijo:
- Familia, ésta es Jessica. Jessica, estos son: mi padre, Jack, mi madre, Rose, y mis hermanos, Anne y Josh.
- Hola, Jessica!- dijeron todos al unísono. Parecían encantados que estuviera allí.
Nos sentamos a comer. Estaba al lado de Mike y su hermana. Rose preparó unos spaghetti con salsa de tomate deliciosos.
Al principio, me sentí incómoda allí, comiendo con esas extrañas personas a las que apenas conocía. Pero poco a poco, me fui acostumbrando a ellos. Estuvieron toda la comida hablando amablemente conmigo, sobretodo su hermana. Era una de aquellas chicas que hablan por los codos, pero que no te importa en absoluto. Era una chica de 16 años muy guapa. Su pelo rubio ondulado le caía por sus hombros y sus ojos verdes resaltaban en su tez blanca. Su hermano, de unos 9 años de edad, era bajito y un poco más moreno que sus hermanos. Su pelo castaño claro cortado con flequillo recto, dejaba ver un aire travieso en esos grandes ojos marrón claro. La cara regordeta la tenia llena de pequitas. Su padre era un hombre era un hombre que tendría unos 40 años, de piel morena, pelo castaño y ojos verdes.
Al terminar de comer, recogimos la mesa y nos subimos al cuarto de Mike. Nos sentamos para estudiar en su inmenso escritorio. Estuvimos estudiando casi toda la tarde. La lección me pareció mucho más fácil con él de tutor y me pude concentrar fácilmente. En algunos casos, esos ojos azules hacían que entrase en trance, pero, rápidamente, me volvía a concentrar. Cuando ya llevábamos casi dos horas estudiando, decidimos que ya era suficiente por hoy.
- Muy bien, Jessica. ¡Has conseguido estar toda la tarde atendiendo!- su voz burlona hizo que me sonrojara.
Bajamos al comedor para poder ver un poco la tele.
- ¿Quieres jugar?- dijo señalando a la PLAY. No era un juego que me apasionara, pero con tal de estar con él, haría todo lo que fuese necesario.
- Vale.
Nos sentamos en el sofá y cogimos los mandos de la PLAY. Estuvimos jugando a Mario Bros y, como era de esperar, me ganó. No tardamos mucho en cansarnos de jugar, por lo que optamos por ver un rato la tele. Estaban haciendo la serie FRIENDS. De repente, sonó el teléfono. Mike lo cogió rápidamente.
- ¿Si? Oh, claro. Ahora enseguida se pone- y apartando el teléfono de su boca dijo- Jessica, es para ti.
- ¿Para mí?
Me dirigí al teléfono y pregunté tímidamente:
- ¿Diga?- una voz femenina y muy aguda sonó chillando. Pude apreciar, entre chillido y chillido, dos timbres de voz diferentes. Sin duda alguna, eran Jane y Emma- Chicas, calmaos por favor.
Las voces no cesaron y opté por colgar. Mike me miró con cara asombrado.
- ¿Has colgado a tus mejores amigas?- comenzó a reírse con risotadas muy fuertes. Su cara hizo que me riera con él - Por cierto, ¿qué querían?- cambió sus risotadas por una cara que expresaba interés.
- Nada… la verdad, no lo sé…- y comencé a reírme – Si vuelven a llamar, no lo cojas, por favor - mi voz sonó demasiado suplicante, por lo que, rápidamente, sonreí.
Él me devolvió la sonrisa. Su mirada volvió a ser intensa y muy cálida.
- Bueno, ¿quieres que vayamos a la playa?- dejó de mirarme con ojos cálidos y los cambió por juguetones.
- Claro.
Cogimos las bicis del garaje y nos dirigimos hacia la playa. El camino fue corto, pero aun así, llegué agotada. Ya eran casi las 7 de la tarde y el sol se iba poniendo por el oeste mientras le daba al mar esos tonos rojizos y anaranjados. Realmente, era precioso. Dejamos las bicis en el paseo marítimo y nos encaminamos hacia la orilla. Todo parecía de una película romántica. ¿Qué chica no quería pasar el atardecer con su chico (en este caso amigo) en la playa?
Mientras nos dirigimos hacia la orilla, él se fue acercando tímidamente hacia mí, hasta que al final, estuvo tan cerca de mí, que cuando quise darme cuenta, nuestras manos estaban entrelazadas. Cuando estuvimos en la orilla, nos quitamos las zapatillas, para poder notar el agua fría de aquel mar tan maravilloso. Fue una sensación espectacular al tocar el agua. Me hundí un poco más, hasta las rodillas, y estuve así durante un rato. Aquella agua fría, con cada ola que venia y se alejaba, hacia que me sintiera perfectamente. A mi lado, Mike me observaba atentamente. De repente, resentí incómoda ante semejante situación y me volví para sentarme en la orilla. Mike me siguió y se sentó junto a mí. Nuestros cuerpos estaban tan juntos que podía oírle latido del corazón batiendo apresuradamente. De repente, noté su aliento fresco en mi oreja.
- Jessica… - su voz sonó muy dulce.
Se apartó de mi oreja y me miró fijamente a los ojos. Mostraban una chispa de deseo y pasión, se acercó lentamente a mí, con sus ojos firmes en los míos, observándome. Sentí su aliento en mi boca. Quise hablar antes de nada, pero para cuando iba a quejarme, ya lo tenía demasiado cerca. Lo que pasó fue mágico. Posó sus labios encima de los míos y su aliento cálido hizo que reaccionara. Nuestros labios se movían muy rápidos mientras nos besábamos apasionadamente y nuestros corazones, latían enérgicamente.
Se acercó más a mí y posó su cuerpo encima del mío. Rodamos por encima de la arena mientras nos besábamos cada vez con más energía. Estábamos muy a gusto en aquel lugar. Pero claro, las cosas buenas se acaban…
- Jessica, me pasaría toda la noche contigo, pero tu madre debe estar muy preocupada. Ni siquiera la has llamado…
- Tienes razón…- solo de imaginarme a mi madre mirando el reloj enfurecida, me estremecía.
Se levantó de la arena y con un movimiento rápido, me levantó a mí. Mientras nos dirigíamos hacia las bicis, me rodeó mi cintura con su brazo mientras me aproximaba a él. En cuestión de segundos, nuestros labios volvieron a estar juntos.
- Venga, Mike…- esta vez fui yo la que interrumpió, ya que no quería ni imaginarme la bronca que me echaría mi madre al volver a casa tan tarde.
Me soltó de nuevo y nos subimos a las bicis. El camino de vuelta fue más rápido de lo esperado. Llegamos enseguida a mi casa. Me acompañó hasta la puerta. Supuse que fue por timidez por lo que me dio un beso en la mejilla y se despidió con un movimiento de mano. Me quedé parada en el portal de mi casa, sin entrar, pensando en la maravillosa tarde. Cuando entré en mi casa, mi madre, extrañamente, no estaba ni preocupada ni furiosa.
- Hola, cariño. ¿Qué tal el día?- su voz sonó con tono de interés.
- Mágico…- fue lo único que conseguí decir.
Cuando terminé de cenar, no pensé en quedarme a ver la tele con mis padres y me dirigí directamente hacia mi habitación. Aquella noche tuve un sueño maravilloso. Soñé con mi príncipe azul.

lunes, 9 de febrero de 2009

La "cita"

LA “CITA”


Aquella clase pasó de ser la más odiada a ser la más deseada. Cada vez que observaba aquel ángel, me envolvía un aire mágico. No hablamos más. Pudo ser la vergüenza o la timidez que sentía al estar cerca de él. Había leído tantos libros de fantasía, que pensé que podría ser un ángel o, quizá, un vampiro… ¡tendría que dejar de leer tanto! La clase pasó tan deprisa que casi no me dio tiempo para observarle atentamente. De repente, sonó el timbre. Mike se levantó rápidamente y salió de la clase. Me sentí un poco incómoda a que no se despidiera. Salí de la clase para reunirme con mis amigos.
- Jessica! ¡Vas a clase con Mike!- Emma vino hacia mí corriendo y gritando. Si hubiese estado de mejor humor, me hubiera dado vergüenza, pero en momentos así, nada me importaba.
- Sí… - mi voz sonó apagada.
- Pero… - jane parecía preocupada por mí.
- No sé... parecía majo, pero… ha salido corriendo de clase.
- No te preocupes. Entiéndele, es su primer día de clase.
- Eso espero chicas, eso espero.
Salimos del instituto y nos encaminamos hacia el aparcamiento para coger nuestras bicis. Habíamos pensado ir a comer a casa de Jane. Su madre preparaba unos macarrones deliciosos. Cuando llegamos al aparcamiento, Mike estaba allí cogiendo su bici. Nuestras miradas de cruzaron. Sus ojos mostraban tensión y preocupación. No fue una mirada intensa y cálida como las anteriores, al contrario, fue una mirada fría y rápida.
Noté un vacío en el centro del pecho. Los gritos de Charlie hicieron que saliera de mi trance.
- Venga Jessica! ¡Que tengo hambre!
Me puse el casco y subí a mi bici. Intenté alcanzar a mis amigos. Quise girarme para observar a aquel ser tan maravilloso, pero mi mente pensó que no se la quería dar contra la carretera. Así que miré al frente y me dirigí a donde estaban esperándome mis amigos. Emma y Jane me miraron con aire de preocupación mientras que yo negaba con la cabeza en señal de que no me ocurría nada. ¿O sí? Sabía que quería aparentar que estaba perfectamente pero en realidad, no lo estaba.
Cuando llegamos a casa de Jane, el olor de de los macarrones hizo que me olvidara de todo.
Nada más terminar de comer, subimos a la habitación de Jane. Charlie y Jack jugaron a la Play mientras las chicas y yo hablábamos.
- Jessica, olvídate ya de Mike. Seguro que ha sido porque ha tenido vergüenza.
- Eso Jess. Olvídate del tema. Ahora para no pensar en ello… ¡vámonos de compras!
- Buena idea, Emma. Chicos, ¿os apuntáis?
- ¡De compras! ¡Jamás! -los chicos se pusieron a gritar nada más escuchar el nombre “compras “. Todos los chicos eran iguales.
Salimos pronto de casa de Jane para aprovechar lo máximo posible la tarde.
Salir de compras era mi hobby preferido, pero aquella tarde no fue tan divertida como otras. ¿Cómo un chico al que apenas conocía me podía fastidiar el día? Pensé que él no sería el que me fastidiase las compras, pero aun así no conseguí convencerme del todo.

Cuando acabamos de comprar nos dirigimos cada una hacia su casa.
Al llegar a la mía, mis padres me esperaban para cenar.
- Hola, cariño. ¿Cómo has pasado el día?
- Hola, mamá. Bien…- mi voz no sonó convincente y me arrepentí de inmediato.
- Me alegro Jess. Ahora siéntate, que vamos a cenar.
Mi madre me había preparado una cena bastante rica: pechuga de pollo con patatas fritas. Estaba todo muy bueno. Intenté hablar como todas las noches para que mis padres no sospecharan de qué me pasaba. Esta vez, soné bastante convincente. Qué extraño…
Cuando terminamos de cenar, nos sentamos en el sofá para ver la televisión, como todas las noches.
Me cansé pronto de ver la tele, por lo que decidí irme a leer. Di dos besos a mi madre y mi padre, y me encaminé a mi cuarto.

Apenas pude leer un capítulo del libro a causa del sueño que tenía. Me sentía muy cansada. Esa noche no tuve ningún sueño. Qué extraño…
A la mañana siguiente me levanté fresca y alegre. Pensé que aquel chico al que apenas conocía no iría a fastidiar mi vida. Como cada mañana, Jane vino a por mí. De camino al instituto estuvimos hablando de la pasada tarde. Cuando llegamos al aparcamiento del instituto, vi su bici. Me di ánimos para no derrumbarme como me pasó el día anterior.
A primera hora me tocaba matemáticas. Qué horror. Antes de llegar clase, se me hizo un nudo en la garganta. Tuve que volver a darme ánimos para entrar.
Llegué antes que todos. Me senté en mi sitio, sola. Minutos después, empezaron a entrar mis compañeros. Él llegó el último de todos. Me asombré cuando se sentó a mi lado, en vez del sitio que había libre lejos de mí.
- Hola Jessica.
Me quede anonadada. Tuve que aclararme la garganta un par de veces antes de contestar.
- Hola Mike.
Parecía estar mucho más cómodo que el otro día. Cuando volvió a hablar, su voz sonó avergonzada.
- Oye Jess, siento lo de ayer. No pude despedirme porque tenía prisa y además... mucha vergüenza…
- Oh, Mike… No pasa nada, tranquilo. Quedas perdonado.
Me respondió con una dulce sonrisa. Cuando el profesor llegó, se puso a explicar álgebra. Si ya de por si se me daban mal las matemáticas, el álgebra, peor. Mike observó mi expresión de incomprensión y con voz amable dijo:
- No lo entiendes, ¿verdad?
- No…- mi voz sonó avergonzada. Una risita salió de mi boca.
- Jess, concéntrate. Es muy fácil. Mira…
Cogió un papel y un boli y empezó a explicarme a lección que minutos antes había explicado el profesor. Su voz era suave y cálida y me deje llevar. Entré en trance. No presté ninguna atención a la explicación. Solo podía fijarme en esos ojos tan cálidos y azules.
- Jess, sé que no me estas prestando atención, así que deja de decir que sí con la cabeza- su risa hizo que saliese de mi trance. Me di cuenta de que, involuntariamente, mi cabeza se movía de arriba a abajo.
- Oh, perdón Mike. Pero sigo sin entenderlo…
- Ja ja ja Jess. ¿O será porque no estás prestando atención?
- Puede…- me puse roja. Ante mi reacción, el sonrió
- Si quieres, vienes a mi casa esta tarde para que te explique la lección: o voy yo a la tuya…
- Oh, ¿me ayudarías?
- Claro.
- Bueno, si es así… me voy esta tarde a tu casa. ¿Te parece bien?
No hizo falta que me contestara, solo con su sonrisa picarona y entusiasmada, me contestó.
Cuando acabó matemáticas, me dirigí a clase de geografía. Esta era una de las mejores clases porque estaba con Jane y Emma. Pensé en lo contentas que se pondrían al escuchar mi noticia.
- ¡Hola, chicas! -saludé
- Jess, ¿qué tal te ha ido en mates con Mike? -preguntó Jane. Era una de esas chicas que se preocupaba mucho por sus amigas.
- Pues, la verdad… ¡genial! -la última palabra la grité e hice que todo el mundo se girase para observarme, perplejos.
- Me ha hablado…- bajé le tono de mi voz.
- ¡¿Qué?! -Jane y Emma gritaron otra vez y la gente volvió a girarse.
- Sí, chicas. Y lo mejor de todo es… -en ese momento entró a clase el profesor.
- Buenos días chicos. Os traigo un nuevo alumno. -De repente, Mike entró por la puerta. Me alegré un montón de que estuviéramos en otra clase juntos.- Bien, éste es Mike. Ves a sentarte allí, al lado de la señorita Jessica. -Mi sitio estaba libre. ¡Qué suerte estaba teniendo ese día!
Mike se dirigió hacia el sitio que había libre a mi lado.
- Hola Jess.
- Hola Mike.
Jane y Emma se miraron perplejas y entusiasmadas.
- ¿Intentas acosarme? -mi voz sonó burlona.
- Te recuerdo Jess que soy nuevo aquí, y que me han puesto en esta clase contigo por casualidad…-su sonrisa hizo que me deshiciera.
- Ya…-mi voz sonaba tontamente avergonzada.
Intenté concentrarme en la clase, pero no pude. Sólo pensaba en que se acabasen ya las clases y pudiera irme a su casa. Las explicaciones en voz alta del profesor hicieron que me intentará concentrar otra vez. Tendría que hacerlo, o suspendería.
- Jess, concéntrate que no quiero tener que explicarte también geografía.- su voz sonó divertida. No pudo evitar reírse tras mi reacción. Me avergoncé de mí misma. Estaba quedando como una tonta ante el chico que me gustaba. ¿Qué acababa de decir? ¿El chico que me gusta, Mike? Sí, lo estaba admitiendo. Me gustaba Mike. No solo me gustaba. La conexión que tenía con él era mucho más potente que la que tenía con cualquiera de mis amigos.
Sonó el timbre.
Jane, Emma, Mike y yo, nos dirigimos hacia la cafetería. Presenté Mike a todos. Pareció caerles muy bien.
La hora del almuerzo pasó muy deprisa y tuvimos que entrar otra vez en clase. Las últimas clases que me tocaban eran física y química y gimnasia. Me gustaban mucho esas clases. Intenté concentrarme por una vez. Lo conseguí, aunque solo era necesario concentrarme en física y química porque, la verdad, gimnasia no era nada del otro mundo. No tenía ninguna clase más con Mike. En parte era bueno, porque así podía concentrarme, pero en parte era malo, porque lo echaba de menos. ¿Cómo me podía haber enamorado tanto? Nunca me había pasado algo así. Las dos horas de clase se pasaron volando.
Sonó el timbre. Cuando salí de la clase, allí estaba Mike esperando, entusiasmado.
Pensé que tendría que llamar a mi madre para advertirle de que no iba a comer a casa ni iría por la tarde a mi extraescolares, pero ahora no podía pensar en otra cosa más que en él y en la deslumbrante tarde que pasaríamos juntos. Me acerqué a él rápidamente para no perder más tiempo.
- ¿Preparada?- su sonrisa llenó toda su preciada cara.

Y nos encaminamos juntos hacia su casa.

domingo, 8 de febrero de 2009

el dia inesperado

Aquella mañana quando me levanté, supe que aquel dia no iba a ser como los demás. Me desperté pronto como cada mañana. Aquel dia 5 de mayo salió soleado. Me alegré de que saliese el sol, ya que llevábamos 2 dias con lluvias. Me puse unos shorts vaqueros con una camiseta de tirantes naranja. Bajé a la cocina para desayunar. Mi madre me habia preparado el desayuno como todas las mañanas. De momento el dia iba normal, pero sabia que dentro de poco algo haria que canviase mi vida por completo. Minutos mas tarde, llamaron a la puerta. Era mi amiga Jane que como cada mañana venia a buscarme a casa para irnos al instituto juntas. Le abri la puerta lo mas rapido que pude.


- Hola Jessica! Preparada para ir a clase?- Su voz sonaba entusiasmada. Jane era una de esas chicas que le apasiona ir al instituto, al contrario que yo. Era una chica estudiosa y precavida. Su pelo marron claro y ondulado le caia sobre sus hombros. sus ojos marrones eran grandes y bonitos. era una chica de mi estatura y corriente.

- Hola Jane! Venga, vamonos! Hasta luego mamá!



Salimos hacia el garaje para coger mi bici. De momento, todo normal.

Quando llegamos al instituto, aparcamos las bicis como de costumbre. Esa mañana llegamos puntuales porque apenas habia trafico. El pueblo donde vivia era, literalmente, pequeño. Tenia una población de 200 habitantes, por lo que todo el mundo conocia a casi toda la gente. Pero a pesar de lo pequeño que era, Barlet tenia todo tipo de tiendas, desde supermercados hasta teindas típicas de ropa. Además tenia cerca la playa y también la montaña. Era un lujo vivir allí! Pero volvamos al asunto. Nos encaminamos hacia nuestra clase. Por el camino nos encontramos con Emma, Jack y Charlie. Eran nuestros amigos desde que empezamos el instituto.

- Hola chicos!-saludé con alegria.

Nos dirigimos todos juntos a clase. A primera hora nos tocaba historia, por eso pensé en no hacer mucho caso a la clase. Quando ya llevábamos una media hora de clase, alguien tocó a la puerta.

- Buenos dias Sra.Newton. Le traigo un nuevo alumno.

-Claro Sr.Director. Pasa chico.

A nuestra clase entró un chico que tendria nuestra edad, rubio, alto y con unos ojos azules impresionantes. El chico era super guapo! Emma, Jane y yo nos miramos corriendo y ansiosas, mientras que Jake y Charlie resoplaban quejandose.

-Hola chico. Como te llamas?- la Sra.Newton parecia maja con él.

-Mike.

-Vale Mike. Ves y siéntate allí.

Habia una mesa libre cerca mía. Pensé que era una lástima que Emma no hubiera faltado ese dia para que el chico nuevo pudiera sentarse conmigo. Una verdadesra lástima. Quando Mike pasó cerca mio, nuestros ojos se cruzaron. La mirada fué intensa. Sus ojos azules se posaron con los mios. Su mirada penetró en mi. Era como estar mirando a un ángel. Se sentó en la silla. Estábamos bastante cerca y podiamos haber hablado sin ningún peligro, pero mi intuicíón me dijo que no era hora de hablar con él. Durante toda la clase estubo observándome. Al principio me senti alagada, pero luego, incómoda. Me consideraba un chica normal de unos 14 años, con los ojos azules claros y el pelo liso y rubio. Cada vez que me giraba para contemplar esa cara de ángel, él penetraba su mirada con la mia y nuestros ojos azules formaban una energia mágica.

Quando acabó la clase, tube que salir de allí para dirigirme a otra clase. No lo volví a verle hasta la hora del almuerzo.



Como cada dia, me senté en la mesa de la cafeteria con mis amigos. No éramos los más guays del instituto, pero tampoco éramos unos frikis con los que no queria estar nadie. Durante la hora del almuerzo, las chicas y yo estubimos hablando del chico nuevo, mientras que Jake y Charlie no hacian otra cosa que ponerle defectos. Quando llegó Mike a la cafetería, nuetras miradas volvieron a encontrarse. Me estubo observando todo el tiempo. Emma y Jane estaban un poco celosas de que un chico como Mike se fijase en mi. Decidimos ir a hablar con él para conocerle mejor. Quando nos levantamos decididas, sonó el timbre para volver a clase. Mike se levantó apresuradamente y salió de la cafeteria.

Todos volvimos a clase. A mi me tocaba ahora clase de matemáticas, la que más odiaba. Llegué tarde a clase porque me entretube a hablar con Emma en los pasillos.

- Señorita Bell. Llega usted tarde a clase. Siéntese ahora mismo y que no vuelva a ocurrir.

- Si Sr. Welling.

Era la única clase que no me tocaba con mis amigos y creo, que en parte, era por eso por lo que odiaba esa clase. Me sentia sola. Quando me fuí a mi sitio, me fijé que tenia un nuevo compañero de mesa. Era Mike! Que suerte tenian algunas! Estaba sola con él. En ese momento me alegré de que no estubiesen mis amigos en esa clase.

-Hola. Me llamo Mike- dijo educadamente.

-Hola. Yo Jessica. Creo que también vas conmigo en clase de historia.

-Si. Te he visto esta mañana.

Sus ojos y los mios se volvieron a encontrar. Pero esta vez era una mirada diferente que no supe bien que queria transmitir.

En aquel momento, supe que aquel chico era el que iba a canviar mi vida.